Fue a la entrada del pueblo de Ollantaytambo, cerca del Cuzco. Yo me había despedido de un grupo de turistas y estaba solo, mirando de lejos las ruinas de piedra, cuando un niño del lugar, enclenque, haraposo, se acercó a pedirme que le regalara una lapicera. No podía darle la lapicera que tenía, porque la estaba usando en no sé qué aburridas anotaciones, pero le ofrecí dibujarle un cerdito en la mano.
Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían, a grito pelado, que yo les dibujara bichos en sus manitas cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero quemado: había quien quería un cóndor y quien una serpiente, otros preferían loritos o lechuzas y no faltaban los que pedían un fantasma o un dragón.
Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito que no alzaba más de un metro del suelo, me mostró un reloj dibujado con tinta negra en su muñeca:
-Me lo mandó un tío mío, que vive en Lima -dijo
-¿Y anda bien? -le pregunté
-Atrasa un poco -reconoció.
Celebración de la fantasíaSúbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían, a grito pelado, que yo les dibujara bichos en sus manitas cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero quemado: había quien quería un cóndor y quien una serpiente, otros preferían loritos o lechuzas y no faltaban los que pedían un fantasma o un dragón.
Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito que no alzaba más de un metro del suelo, me mostró un reloj dibujado con tinta negra en su muñeca:
-Me lo mandó un tío mío, que vive en Lima -dijo
-¿Y anda bien? -le pregunté
-Atrasa un poco -reconoció.
Eduardo Galeano (Micro-relato)
9 comentarios:
Que bueno.
Nada como la imaginación.
Besos.
Qué maravilla!!!
Precioso brujita.
Esa ilusión y esa magia. Esa forma de mirar que tienen los niños, y de ser felices con tan poco..
La imaginación es algo increíble.
Me siento afortunada, que yo voy bien surtida.
Un besazo enorme.
La ilusión del pobre: una sensación agridulce. Leyendo estas cosas, uno nunca sabe si reir o llorar.
Ni reir ni llorar Paseante.
Sonreir. Aunque sea con poso de pena por la dureza de la vida de esos niños.
Pero ellos tienen su imaginación para escapar de la podedumbre, y ¿por qué no?, alguno tendrá una oportunidad para escapar tb de su vida. ¿no crees?
¿Qué haríamos sin la fantasía? Ahí podemos vivir, evadirnos, disfrutar tanto... La fantasía ayuda a seguir adelante. Y mientras en esas cabecitas bulla la fantasía, esos niños mantendrán la esperanza y tendrán fuerzas para luchar.
Sí, Toro. La imaginación lo es todo.
Un abrazo.
Esencial. Tienes razón. Vas bien surtida y eso te hace especial y, como tú dices, muy afortunada.
Y la imaginación hace posible que estos niños puedan escapar de su realidad.
Besos brujita.
Paseante, siempre es mejor reír, pero es cierto que queda como un poso de tristeza a leer estas historias.
Agridulce, como la vida misma.
Un abrazo.
Sí, Duschgel. Fantasía y Esperanza van de la mano.
Un besote.
Gracias por la visita, Pandora, pero me he liado y he puesto este último post en el blog que no era. Ya está corregido. Gracias de todos modos.
bendita la fantasía de los niños!!
Sí, Betty, ojalá no creciéramos nunca.
O bueno, mejor aún, ojalá conserváramos su inocencia y su imaginación.
Besos guapa!
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