Cierto día la Belleza y la Fealdad se encontraron a orillas del mar. Y se dijeron:
-Bañémonos en el mar.
Entonces se desnudaron, y nadaron en el agua. Instantes más tarde la Fealdad volvió a la costa y se vistió con las ropas de Belleza. Luego partió.
La belleza también salió del mar, pero no halló sus vestiduras, y como era demasiado tímida para estar desnuda se vistió con la ropa de fealdad. Y la Belleza también siguió su camino.
Y hasta hoy día, hombres y mujeres confunden la una con la otra.
Sin embargo, hay algunos que contemplan el rostro de la Belleza y la reconocen aunque no lleve sus vestiduras. Y algunos otros que conocen el rostro de Fealdad, y sus falsas ropas no les engañan.
Khalil Gibrán
“El vagabundo”
-Bañémonos en el mar.
Entonces se desnudaron, y nadaron en el agua. Instantes más tarde la Fealdad volvió a la costa y se vistió con las ropas de Belleza. Luego partió.
La belleza también salió del mar, pero no halló sus vestiduras, y como era demasiado tímida para estar desnuda se vistió con la ropa de fealdad. Y la Belleza también siguió su camino.
Y hasta hoy día, hombres y mujeres confunden la una con la otra.
Sin embargo, hay algunos que contemplan el rostro de la Belleza y la reconocen aunque no lleve sus vestiduras. Y algunos otros que conocen el rostro de Fealdad, y sus falsas ropas no les engañan.
Khalil Gibrán
“El vagabundo”
3 comentarios:
hermoso texto, y hermoso el echo de poder ver la belleza siempre, aunque esté escondida o tapada.
La verdadera belleza que a mi entender, es la del alma, no necesita vestirse de nada, ni decir "acá estoy!!"la cuestión es que nosotros seamos lo suficientemente inteligentes, para poder verla
besos de esta bruja buena!!!
Sí Betty, aunque a veces no es fácil, pero siempre hay que intentarlo.
Besos brujita
Estoy de acuerdo con ''betty'' la belleza se encuentra en el alma con respecto a los seres..!
''Bajo el arco de la Vida, donde el amor y la muerte,
El terror y el misterio, guardan su santuario,
Yo vi a la Belleza en un trono,
Y aunque sus ojos son abandono
La dibujé en la simplicidad de mi aliento.
De Ella es la mirada -sobre y debajo
Del cielo que se curva sobre ti-
Por mar o cielo o mujer, sólo hay una ley,
Ser el siervo de su palma y su corona.
Esto es lo que la Señora de la Belleza sabe,
En cuya alabanza tu voz y tu mano se agitan,
Larga sabiduría en el vuelo de tu cabello,
El diario palpitar en tu corazón y tus pies,
¡Con qué pasión irremediable, en cuántos vuelos!
¡Cuántas formas y maneras tienen sus días!''
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