19 junio 2009

El hacedor de milagros


Hoy nos hemos despertado con la triste noticia del fallecimiento de Vicente Ferrer.

Como pequeño tributo me gustaría poner un fragmento de su biografía escrita por Alberto Oliveras y titulada "La Revolución silenciosa":

A los pocos meses de mi llegada a Manmad, recibí un legado de diez acres de terreno por parte de una católica angloindia, viuda de un conductor de ferrocarril. Así pude iniciar las obras de la escuela. No se trataba de una escuela cualquiera. Era además internado y, por tanto, había que dividirlo y después multiplicarlo por cuatro. Me explicaré. Había que construir un edificio, dividido en dos áreas, la de niños y la de niñas, y otro ídem que ídem para los intocables y los mahrattas.

Al principio, la única ayuda que recibíamos era la que nos proporcionaba una organización, Chatolic Service, que periódicamente nos mandaba trigo americano.

A mediados de julio, muchos campesinos desesperados por la crisis del campo y la falta de jornal querían emigrar. Yo les retuve.

-Resistid -les dije-. Cavad pozos y os pagaré con trigo y aceite.

Así que en lugar de repartir gratuitamente el trigo, lo convertíamos en trabajo.

Esta iniciativa tuvo un auge tremendo. Paulatinamente se extendió de pueblo en pueblo, hasta expandirse fuera del distrito. La originalidad del proyecto era dar trabajo a la gente y que fuera trabajando sus propios campos.

....

Lo más difícil era que el pueblo entendiese este mensaje de hermandad. Por esto emprendimos una campaña de concienciación por las aldeas, a través de un montaje teatral. La obra se titulaba EL MILAGRO DE DAR.

Entre el auditorio se invitaba a diez campesinos a subir al estrado. Yo les preguntaba:

-¿Tu que necesitas?

Uno decía:

-Agua.

El otro:

-Un pozo.

El problema era el mismo. Yo cogía una rama de un árbol y se la entregaba al primero.

-Toma, supón que esto son diez mil rupias. Imagínate ahora que con este dinero has podido cavar el pozo, tienes agua, puedes regar y asegurar una buena cosecha... ¿Qué es lo que haces ahora?

-Pues lo pagaré. Pagaré lo que debo.

-Y ¿qué me pagarás?

-El doble.

-No -lo atajaba-, yo no quiero el doble. Quiero sólo lo que has recibido, no quiero más.

Acto seguido, pasaba la rama al siguiente y repetía la secuencia, y así hasta el décimo. Al final preguntaba al público:

-Bueno, ahora haced cuentas. ¿Con cuanto dinero hemos empezado?

Y todos a uno respondían:

-Diez mil rupias- repetían.

-Pero ¿cuántos pozos hemos excavado con diez mil rupias?

-¿Diez pozos!

-¿Lo habéis comprendido?

-¿Si! - gritaban.

-O sea, que ahora se han cavado diez pozos y tengo el dinero en mis manos.

Supongamos que el tercero no lo hubiese devuelto, porque es egoísta, ¿qué hubiera pasado? Que los tres primeros tendrían el pozo y los siete restantes, muertos de hambre, hubieran tenido que emigrar.

Nadie ha dado nada. Y como por arte de magia, todos tienen su pozo. Éste es el milagro de dar. Para se rico hay que dar. En cambio, si quieres ser pobre, no des nada a nadie y entonces te quedarás pobre, porque nadie te va a ayudar a ti. Les ponía otro ejemplo:

-Un perro hambriento pasa por delante de tu casa y le das un mendrugo. Viene después un pobre y le das una limosna. Y cuando viene tu hermano, le das de comer, lo vistes, y le pagas el billete de vuelta...¿Qué pasa?... Tú, al pobre, ¿cómo lo consideras, como al perro o como a tu hermano? Escoge.

Y terminaba con una frase lapidaria que hacía mucho efecto:

-¿Qué es lo que encontraré en vuestro corazón? ¿Denara o genara?

En marathi, denara es dar y genara es coger.

Aunque parezca infantil, esto despertó las conciencias. Eran espíritus puros, de una gran nobleza, a los que no se había puesto a prueba.

Se creó un formidable movimiento de solidaridad. Mi relación con el pueblo era íntima y directa. Y tenían en mi una confianza ciega. El nuestro era un estilo humano. Yo, más tarde les decía:

-Ahora tú necesitas una bomba para extraer el agua de tu pozo. No te preocupes. Te voy a dar la bomba. Ya sabes que en el banco van a pedirte firmas, avales, crédito y tiempo. Yo te lo daré sin intereses, sin papeles, sin nada. Yo te creo, me basta tu palabra. Y más todavía: eres libre. Si después no quieres dar nada, no lo des. No te vamos a perseguir. Estaremos decepcionados por tu falta de palabra, eso es todo. Pero yo tengo fe en tí, se que me lo devolverás.

Y la gente no se limitaba a devolver, sino que daba con creces. Al préstamo añadía lo que podía: parte de su tierra, de su cosecha, e incluso joyas. Este excedente se entregaba a los más pobres, para que pudiesen prosperar.

Título: La revolución silenciosa
Autor: Alberto Oliveras
Editorial: Planeta


Fotografía: Agrimonia
Significado: Agradecimiento


"Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte". Leonardo Da Vinci

6 comentarios:

Betty dijo...

me ha encantado esta historia, su mensaje, el dar...dar a manos llenas, para que la vida después, sea generosa con quien da.
Besos "embrujados" Pandora, que tengas un buen fin de semana!!!!!

Pandora dijo...

Khalil Gibrán dijo:
"Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su premio".
Creo que en esta frase queda todo resumido.
Gracias por tu visita Betty. Que tengas también un finde estupendo

la jardinera dijo...

¡¡Qué sorpresa llegar a a este rinconcito!!

Sus colores, sus mariposas, ese verde mezclado con azul. Esta entrada homenaje a Vicente Ferrer, ese trocito de su vida singular... ¡¡me ha chiflado!!

Personas como este hombre son ejemplos a seguir. Son GRANDES, inmensos, eternos.

Dar, magnífico verbo de tres letras tan fácil de pronunciar y tan dif´cil de ejecutar de continuo.

Esta visita tan grata me abre las ganas para regresar. Lo haré.

Besos de quegustomehadadollegaraquí,

Pandora dijo...

Hola Jardinera!

Gracias por tu visita y por los piropos. Te diré que es la tercera vez que cambio la apariencia del blog...

Me encanta hablar de personas que, como tú bien dices, son grandes y un ejemplo a seguir. Quizá me guste hacerlo con la esperanza de que se me pegue un poquito de sus cualidades y así yo también sea capaz de crecer.

Vuelve siempre que te apetezca.

Un abrazo

Apolonia dijo...

Me ha parecido precioso que le hayas hecho este homenaje a Vicente Ferrer. Yo tuve el placer de trabajar mano a mano con su organización hace una par de años. Y fue una experiencia maravillosa. Llevamos agua y un sistema de riego, rudimentario pero eficaz, a una aldea de montaña, en un país donde cada gota es un diamante.

Personas así me hacen sentirme pequeñita, porque ellos son los más grandes. La generosidad es su religión.

"La raíz no pide premio por dar frutos a las ramas" (R. Tagore)

Una nota verde cálido para tí.

Pandora dijo...

Imagino que tuviste que sentir una satisfacción enorme al poder ayudar de aquella forma.

Y precisamente el sentirte pequeña es lo que hace que seas grande.

Me ha encantado la frase que has puesto. Me la guardo para mi colección.

Un abrazo lleno de ánimo.