BONDAD
BACH
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BAILAR
BUITRE
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BERNINI
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BODEGA
BRILLO
BRISA
Cierro la puerta con suavidad y me acerco a la repisa del lavabo. Tomo la caja de cerillas y la agito. Me gusta el sonido que producen los fósforos de madera al chocar entre sí. Abriéndola despacito tomo uno con mis dedos y lo enciendo. Lo acerco a la vela y observo deleitada cómo surge una llama que se eleva obediente. Repito la operación dos veces más y alargo la mano hasta el interruptor de la luz para apagarla.
Me acerco a la bañera, introduzco una mano en el agua para probar la temperatura y cierro el grifo. Ahora se escucha con toda nitidez la música de Bach. Suena “La pasión según San Mateo”, una de mis piezas favoritas.
Suelto el cinturón de mi bata y ésta cae al suelo. Comienzo a sumergirme en el agua lentamente. Está caliente y me abandono dejándome caer hacia atrás. Siento como una especie de vahído agradable. Me pregunto si al morir se siente algo parecido. Apoyo la cabeza y cierro los ojos. Es mi manera de escapar…
Estoy en un bosque. Soy una niña, me siento feliz y no puedo parar de bailar. Una suave brisa acaricia mi cara y yo me siento libre. El viento trae hojas que han caído de los castaños y comienzo a perseguirlas sin parar de reír. Voy corriendo hasta llegar a una casa que antes no estaba allí. Algo me invita a entrar pero decido llamar a la puerta. Antes de que mis nudillos puedan tocar la madera la puerta se abre sola. Entro lentamente y saludo tímidamente. Nadie me contesta. Veo un caldero con algo hirviendo en su interior. Me asomo y observo mi imagen reflejada en el brebaje. Ya no soy la niña de antes. Ahora soy una bruja hermosa que da vueltas a su tisana de beleño. Hay un aroma dulzón en la estancia. Me acerco a la ventana y a través de los cristales veo un buitre volando a lo lejos. Decido salir. El buitre desciende majestuoso, pero al aproximarse se convierte en un pequeño gorrión que se posa en mi hombro y roza su cabeza suave contra mi mejilla.
Hay un sendero que parte de la casa y se pierde en la espesura. Comienzo a caminar por él y llego a un lago en cuya superficie se ve brillar la luna llena. El gorrión que me acompañaba se ha convertido en un precioso búho. Es de noche pero no siento miedo. Sigo andando y el agua comienza a cubrirme. Está fría pero me agrada. Noto todo mi cuerpo mojado. Continúo caminando despacio. Siento quietud y sosiego. Suelto el aire de mis pulmones produciendo burbujas que suben a la superficie.
Despacio, me incorporo. Ahora mi cabeza sobresale por encima del agua. La música vuelve a sonar nítida y me siento relajada y viva.
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